La ciencia dice que la creatividad se puede entrenar y convertir en un hábito
A
lo largo de la historia, los genios han encontrado la inspiración en
sitios muy dispares. Las ideas los sorprendían en el retrete, los
zarandeaban por la noche para despertarlos o los requerían en el momento
más inoportuno.
Los pensadores e investigadores no han dejado de perseguir la poción
mágica (o, más bien, científica) que permita tener mejores ideas. Si no
lo han conseguido, se han acercado bastante. Ahora tienen algunas pistas
sobre qué hábitos o costumbres son más susceptibles de atraer buenas
ideas. Por ejemplo, según un estudio realizado por el profesor Epstein en la Universidad de San Diego (California) y publicado en el Creativity Research Journal, es posible aumentar la creatividad si se atienden estos cuatro consejos.
- Escribir las buenas ideas para que no se escapen
Tan sencillo como acostumbrarse a llevar un cuaderno en el que apuntarlas. Ahora, con los smartphones,
lo tenemos más fácil que nunca: siempre podremos grabar una nota de voz
o de texto con las palabras clave para que nuestra idea no se escape.
Es mejor hacerlo en el momento que pensar en apuntarlo más tarde.
Escribir las ideas puede ser también un buen truco en el caso de pensamiento colectivo. En oposición al omnipresente brainstorming
(«tormenta de ideas»), sobre el que muchos expertos son escépticos (ya
que algunos de los presentes no se atreven a exponer sus propuestas por
miedo al rechazo); el psicólogo Paul Paulus de la Universidad de Texas
sostiene que es muy efectivo hacer brainwriting,
es decir, escribir las ideas en vez de decirlas para que el siguiente
añada su opinión en el mismo papel. Este método también puede utilizarse
por correo electrónico, según el investigador.
- Emplear tiempo también en cosas inútiles
No hace falta que el cerebro siempre se dedique a tareas que lleven a
alguna parte. Si se ocupa con retos desafiantes que seguramente no se
consiga ni siquiera terminar, por el camino él irá haciendo espacio para
nuevas ideas. Es frecuente dejar de hacer algo porque quita tiempo de
tareas realmente «productivas». Pero alejarse de la mesa de trabajo o de
la hoja en blanco hará que se vuelva a ellos con las manos cargadas de
pistas. Si se tiene un trabajo creativo, apuntarse a clases de baile o
emplear una tarde en tratar de aprender a reparar un mueble no es perder
el tiempo.
Incluso hacer tareas aburridas durante quince minutos, como por
ejemplo copiar números de teléfono, aumenta la inventiva, según unos
investigadores de la University of Central Lancashite (UCLan).
- Abrir la mente a otros campos
El profesor recomienda no dejar de formarse. Apuntarse a un curso
gratuito sobre un área que no esté directamente relacionada con tu
actividad, leer revistas de otros campos… La interconexión entre
distintas formas de vida y conocimientos es, en su opinión, la base del
pensamiento creativo. En una ciudad grande con numerosos estímulos
aumenta hasta un 15% la capacidad de generar patentes.
- Rodearse de gente interesante
Las relaciones definen y construyen a las personas, por lo que una
cena cotidiana con gente inteligente puede ser un buen alimento para la
creatividad. El profesor Epstein también recomienda trasladarse a
espacios nuevos y rodearse de objetos fuera de lo común, dado que estos
te ayudarán a desarrollar ideas más originales.
El investigador cree firmemente que la creatividad se puede convertir
en un hábito, y que «no hay realmente ninguna evidencia de que una
persona sea inherentemente más creativa que otra».
Antes que este profesor, muchos otros estudiosos se han esforzado por
localizar esas actitudes o circunstancias que hacían a las personas ser
más creativas. Aunque hay una gran diversidad de autores y de
opiniones, por regla general los consejos para tener mejores ideas coinciden con las prácticas que se asocian al bienestar y la calidad de vida.
Por ejemplo, dormir sirve tanto para resolver
problemas como para tener buenas ideas. Así lo demostró la psicóloga
Deidre Barrett en 1993 en la Harvard Medical School, y posteriormente
unos investigadores de la Universidad de Lübeck (Alemania) en 2004. En
sus pruebas, descubrieron que los alumnos que dormían durante un
descanso en el estudio aprendían mejor la lección y que muchas de las
personas que pensaban en un problema concreto antes de irse a la cama
encontraban una solución más fácilmente al despertar. La idea es que la
mente descansará mejor después de un descanso.
Pasar tiempo en la naturaleza también espolea la creatividad.
Lo dice entre otros Janetta Mitchell McCopy, de la Universidad de
Washington, que añade que las personas tienen mejores ideas en espacios
con luz natural y decorados con madera que en otros que solo cuenten con
materiales manufacturados.
En contraposición con aquellos que piensan que «la desesperación
inspira más que la alegría», Karen Gasper, de la Penn State University,
cree que la tristeza inhibe la creación de ideas, y
sugiere que puede ser porque cuando estamos tristes cometemos más
errores, o porque cuando estamos alegres es cuando se nos ocurren
asociaciones de palabras, diagnósticos o respuestas a dilemas.
Hacer ejercicio físico (no solo deporte, sino incluso simplemente salir a caminar) también estimula distintas partes del cerebro.
El color azul, el humor, convivir con niños… Existen tantos trucos
para alimentar la creatividad como personas. Quizá, en realidad, todo se
resuma a uno: el que te sirva a ti, ese es el truco más válido, lo diga
un estudio o no.